Bondad y maldad humana, la neurociencia tiene la respuesta

Desde hace miles de años las cabezas pensantes han estado tratando de determinar si el hombre es bueno por naturaleza, como creía Rousseau, Sócrates o Montaigne, o se inclina por el mal como argumentaba Hobbes, Maquiavelo o la teología cristiana, mediante el pecado original. El debate continúa fuerte, pero ahora hay una nueva voz a tomarse en consideración: la neurociencia, que está en vías de estimar cuantitativamente la bondad humana.

Bondad vs Maldad

¿Somos buenos o malos? Hay un pequeño porcentaje (alrededor del 20%) de personas que actúan siempre en un modo compasivo y respetuoso de las reglas. En el otro extremo, otra porción más pequeña (alrededor del 4%) tenemos a los que sistemáticamente actúan en el orden y la conducta antisocial, incluyendo al 1% de los individuos peligrosos. Pero el caso más interesante sucede en tierra de nadie, donde se mueven la mayoría de los mortales, ese 60-80% de las personas que actúan con bondad o maldad dependiendo de cómo sople el viento. Es decir, actúan influenciados por el comportamiento de los demás, quienes están buscando las normas punitivas que prevalecen en el espacio-tiempo donde se encuentran.

Los indices de criminalidad en Nueva York cayeron dramáticamente entre los años 80 (cuando las pandillas dominaban las calles) y hacia el final del siglo XX, cuando se convirtió en una de las mega urbesmás seguras del continente americano. Una de las razones esgrimidas para explicar el cambio de tendencia se llama “teoría de las ventanas rotas” aplicada por el alcalde Rudolph Giuliani durante los años 90 (política de tolerancia cero con los delincuentes).

De acuerdo con esta teoría, las personas tienen más probabilidades de comportarse de manera incivilizada cuando el medio ambiente se degrada: Edificios sucios, ventanas rotas, paredes pintadas … Giuliani decidió luchar ferozmente en ese frente: ordenó que cada vagón lleno de garabatos que llegara a los garajes fuera limpiado y puesto nuevamente en circulación. Después de meses de duro trabajo, los graffiteros terminaron desmoralizándose y los trenes volvieron a circular sin marca alguna por todo el metro, tal como Malcolm Gladwell relata en su libro “The Tipping Point“.

Siguiendo la teoría de los cristales rotos, el sociólogo holandés Kees Keizer decidió llevar a cabo un experimento en la vida real, específicamente en la ciudad de Groningen, tan prolija y ciudadana como el resto del país. Para eso dejó folletos publicitarios en todas las bicicletas de un estacionamiento próximo a un supermercado cercano y tomó nota de cómo muchos ciclistas tiraban el papel en el suelo para quitarlo de la bicicleta: cerca del 20%. A continuación, procedió a “degradar” el estacionamiento, llenando las paredes con pinturas y graffitis y volvió a realizar el experimento. En esta ocasión, el porcentaje de personas que arrojó el papel al suelo creció hasta el absurdo 50%.

¿Qué conclusión podemos sacar de estos experimentos?, ¿Somos buenos o malos? No se puede hablar de porcentajes exactos, pero si esclarecedores. Alrededor del 20% de la gente muestra una tendencia muy relacionada con la compasión y la ayuda, mientras que en el otro extremo, hay un montón de sin vergüenzas, injustos e incluso depredadores peligrosos, es decir, que de las personas más malas, que no suelen pasar del 4% se eleva a un porcentaje de 20% en el caso conductas más suaves, como la descrita en el ejemplo anterior.

¿Y el resto? El 60% está en los lugares intermedios en función del marco regulatorio vigente. En otras palabras, la silenciosa mayoría actúa sobre el viento: la media tiende a la colaboración, se muestra más cooperativo; si impera la represión, modera su tendencia a cometer un crimen y a la mentira, de la misma forma que si ocurre un motín se une a los demás y pueden hacer cosas de las que se sienten avergonzados después.

Los resultados obtenidos por el experimento holandés son consistentes con las pruebas llevadas a cabo por Stanley Milgram en 1963, gracias a la fama mundial de la película “El Experimento“. Dónde se les pedía a los voluntarios que aplicaran descargas eléctricas a otras personas (con ataques simulados). En ese caso, el 15% abandonó la experiencia, prefiriendo desafiar la autoridad del científico a pervertir sus propios principios morales. Sin embargo, un preocupante 65% siguió adelante con la electrocución, a pesar de los signos evidentes de dolor de sus víctimas.

Buenos, malos o medio malos, la verdad es que cada vez somos un poco más comprensivos y un poco menos violentos, como quedó de manifiesto en el gran experimento llevado a cabo por el neurocientífico Steven Pinker – “The Better Angels of Our Nature: Why Violence Has Declined” – cuando afirma que las muertes violentas y agresiones no hacen más que disminuir en todo el mundo desde la antigüedad hasta nuestros días.

Evidentemente, el estudio de Steven habla de tendencia a la baja en todas las formas de violencia en un contexto histórico, pues si fuera en un contexto específico y local, con un pequeño experimento en cualquier ciudad del país, indicaría los niveles contrarios. La corrupción, el narcotrafico y la violencia desmedida que vivimos en el país son una evidencia de esto.

¿Disponemos de una salida? Por supuesto que sí, haciendo lo que hizo Rudolph Giuliani: tolerancia cero para el bandolerismo. El problema es que parece que hay poca voluntad política de nuestros gobernantes, que parecen estar más del lado de los delincuentes que de la sociedad.

lobos

Enlaces de interés:
http://scienceblogs.com/notrocketscience/2008/11/20/the-spread-of-disorder-can-graffiti-promote-littering-and-th/
http://en.wikipedia.org/wiki/The_Better_Angels_of_Our_Nature

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12 comentarios en «Bondad y maldad humana, la neurociencia tiene la respuesta»

  1. Esta es la primera vez que comento en google, y quiero decir que este artículo y las viñetas me han cambiado la vida(se me ha parado el corazón cuando recalca egoísmo, entiendo porqué;) . Me sentía marciana entre tanta maldad y tanta pasividad, por lo menos ahora no pienso que estoy loca.

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  2. Creo que hay mas gente mala porque estoy decepcionada que a pesar de que tengo un amigo que le encanta ayudar a la gente absolutamente nadie le agradece ni lo mas minimo como recientemente lo comprobe con una vecina que tiene mi amigo que despues de mas de un año de estarle pasando internet gratis esta tipeja su vecina le echó pleito y lo amenazo con partirle la madre a su esposa porque no quiso seguir regalandole el internet tirarle la basura, pasarle la luz cuando a esta tipeja la vecina se la cortaron, barrer todo el basurero que tiran, abrirle la puerta cada vez que a ellas se les olvidaban sus llaves a cualquier hora del dia y de la noche y madrugada o esto aparte de ingratitud no es maldad pura o no se que es?. Alguien me pudiera decir algo al respecto? por cierto esto es en el D.F. clasico.

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  3. Una vez yo estaba con una amiga y en ese momento un hombre mayor tropezó y se calló ella se levantó y salió corriendo a ayudarlo, después yo la felicite xq no pensó 2 veces antes de actuar e ir a ayudarlo, me dijo que realmente no le importaba el pobre hombre, pero que no le hubiera gustado que la demás gente pensara que ella era mala o mal educada.
    No se que tan real fue eso pero es otro punto de vista sobre la maldad y la bondad.

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  4. Me habría gustado ver más comentarios en este post, es en verdad muy bueno.

    Yo coincido con la política de cero tolerancia al bandolerismo, y creo que si todos (los que nos preocupamos por el medio en que vivimos) pusieramos nuestro granito de arena reparando aquellas “ventanas rotas” de nuestro vecindario podríamos lograr que nuestro país fuera mucho mejor.
    Si le dejamos las cosas a los gobernantes, lo único que obtendremos a cambio será decepción.

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  5. hola. pues no es tanto que los gobernantes estan del lado de los delincuentes mas bien ellos estan del lado del dinero, me acuerdo que a alcade de new york lo trajeron al df para solucionar la inseguridad, y les paso la lista, de que tenian que limpiar, borrar grafitis tapar baches y los del df se echaron para atras, es que si gastaban dinero en reparar tantas cosas, despues no les quedaria para “peñiscar” jaja.

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